De aquí no me muevo!

29.4.06

Decidió que en aquella tierra los recuerdos eran demasiados. Los guardó en un baúl, los empaquetó junto a su ropa y decidió poner tierra de por medio. Ellos, quienes un día habían sido su noche y su día, ya no estaban allí... y ella no se sentía capaz de ver cada día la calle que recorrían juntos cada mañana, el mercado al que iban cada sábado, la playa en la que bajo los efectos de la química y la natura perdían el tiempo boca arriba, arreglando el mundo en frases lentas pero llenas de alegría. Quienes un día fueron su vida, ya no estarían junto a ella. Y al salir el sol cada mañana, recordaría los desayunos copiosos, sentados en aquella larga mesa, los paseos con "Elsa", de dos en dos, de tres en tres... la calle de fachadas colombinas, el parque de palmeras, la tiendecita de enfrente, el tipo de la gasolinera al que cada día le pedían "cambio para tabaco", el largo trayecto en guagua, la cerveza en la misma cafetería de siempre, el pescadito en San Cristóbal... el porro de la mañana...el porro del mediodía... el porro de la tarde... el sentir continuo de lo que aquellos llamaban "hambre química". La visita de aquel tipo, de habla divertida y rápida, de movimientos lentos pero seguros; su pesa, su materia, el humo que lo envolvía. Las notas arrancadas de un timple, cuando las cosas se torcían. Aquel que acompañaba al canto con los mejores acordes de su guitarra, que ahora ocupaba un hueco importante en lo que le quedaba de corazón, y que le había entregado los momentos más gloriosos de aquel año. Aquel que la rodeaba completamente y la apretaba, entregándole los mejores abrazos que jamás recibiría. Aquella que mezclaba jotas con y griegas, que veía la vida en flashes, que gozaba de la arquitectura del lugar. Aquella que veía naturaleza en el asfalto. Que luchaba por lo que ya nadie lucha, esperando recomponer un mundo que inevitablemente muere lentamente. Aquel que veía el mundo tras el objetivo de una cámara, convirtiendo la vida en una eterna fotografía; que le recordaba a aquel personaje del que seguían cada día las aventuras y desventuras por televisión. Aquel que un día nos dejó la vida en el salón y el último día de nuestra vida, se la llevó.
Los recuerdos eran demasiados. Y la ciudad parecía vacía sin ellos. No quería vivir la soledad, pero aún menos la melancolía, el recuerdo de aquellos que un día le devolvieron a la vida. Se fue, pero en su camino, volvió a verlos... ahora sueña cada día que todo vuelve a ser como era.