De aquí no me muevo!

10.9.06

Al cacahuetis

Me levanté dos manianas seguidas sintiendo que echaba algo de menos. Me pasé dos días enteros con la sensación de que me faltaba algo, y todo porque he pasado dos noches soniando contigo. Y creerán los defensores del cutre culebrón que esto es puro tontorritismo, pero nada más lejos de nuestra realidad.
En mis suenios, tú y yo conversábamos durante horas en un cara a cara exento de lujuria y plagado de casta devoción. Desgastábamos sin apenas sudar todo aquello que nos encanta discutir: la debilidad de las mujeres frente a los hombres, el tontorritismo en general y en mi persona en particular, San Jose Mari del espíritu pecador, Guerra sí- Guerra no, Perú, Krygyzstán, Panamericana – el camino de tus locos-, Pol Pot, Hitler, Franco, la Europa que éramos, la América que quieres ser, el color de tus botas y el verde de la manta que cubre a esta osita...
Y me acordé del loft, de la cochinera, del ninio y de la Rocío, aquella que te hablaba a gritos cuando, tú en presencia y yo en ausencia, nos acercábamos al restaurante elegido por el pequenio gran genio. Y jugué otra vez a la metamorfosis de aquella que paseara al “kleinerfisch” por la ciudad, sin capota ni vergüenza, y volví a llorar con narcotizadas y a sentarme en el lugar de Ana, desde aquel rincón del codo del río en el que la vista le lleva la contraria a aquella voz que canta un “No quiero nada contigo”... y mientras, dibujaba jirafas junto a ti, en el patio de un colegio que guarda en el silencio de sus paredes las alegrías y tristezas de un ninio de dorados rizos e inteligente timidez.
Y te pido perdón por no estar ahí en estos momentos, aunque sabes que mi apoyo en esta distancia que nos une es incondicional.
Hasta tu vuelta...