
Una boca que se enfrenta a otra dejando, en la poca distancia que les separa, que el deseo fluya entre ambas.
Un pie, estirado y asustado, que se alza orgulloso ante unos labios que amenazan con posarse sobre él.
Una mano, temblorosa pero fuerte, que se acerca valiente a un cuerpo que sostiene la respiración ante el miedo a ese primer contacto.
La fusión de unos labios con los otros, el primer contacto, suave, tímido y débil, primer contacto que ayuda a reconocer el territorio enemigo.
El cosquilleo de los labios posándose despacio sobre el puente de un pie y la posterior amenaza de una lengua húmeda y vigorosa.
Labios que se separan, convirtiendo el punto de unión en la entrada a un nuevo mundo por explorar.
Manos que recorren la figura, acotándola a través de los dedos.
Sólo creo en la unión de la materia, de la pura piel, en el puro contacto, en la física y la química, en la matemática natural...
y en que me queda una eternidad para disfrutar de las ciencias de la fusión corporal!
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