La vuelta que nunca fue ida...
A finales del mes de Marzo de 2006, Espania se levanta con una noticia que despierta la esperanza de la gran mayoría (que no de todos): la banda terrorista ETA anuncia un alto el fuego permanente.
"Alto el fuego permanente", que no un "proceso de paz" ni la "entrega de sus armas". "Permanente", que no un "Para siempre".
El optimismo se apodera de Espania y algunos empiezan a ver un final a la guerra con ETA en su recién declarado "Alto el fuego permanente". Se olvidan de una cosa: la adrenalina que desprende un etarra al planear, preparar y llevar a cabo un asesinato.
Sí, suena un poco macabro, pero es que esa es mi opinión sincera del objetivo de ETA, ya ni siquiera recuerdan por qué "pelean", sólo recuerdan el olor a sangre que, como a un animal cuando lo prueba por primera vez, se apodera de sus sentidos y les pide más y más sangre. No están locos, no son guerrilleros que luchan por la libertad de su pueblo (a estas alturas, sólo centroeuropa puede creer que el Ché Guevara no era un asesino), no son los héroes de un pueblo bajo la presión de un Estado al que no quieren pertenecer (entre otras cosas, porque a quien asesinan, principalmente, es a su propio pueblo!), son una banda de asesinos cuyo único motor es y será, hoy y siempre, la sangre.
El Presidente del Gobierno en aquella época decide, dentro de las limitaciones propias de un caso tan complejo, aprovechar el anuncio de ETA para intentar un diálogo con los terroristas. La oposición (la derecha quejica, y que me perdone el cacahuetis) sigue fiel a su actitud cabezota y utiliza la opinión del Gobierno de un posible final con un diálogo en condiciones para acusarles de todo lo acusable por querer dialogar con asesinos, y por qué poner barreras a todos los intentos? se les podría acusar de intentar un imposible, convencer a ETA de que deje de sentir el olor a sangre, pero no se les puede acusar de no estar intentándolo!
A finales del mismo anio, ETA provoca un atentado y acaba, con ello, el alto el fuego permanente: la guerra, que no había acabado, sigue latente.
La oposición aprovecha, una vez más, la sangre y la destrucción de ETA para recriminar al Gobierno sus deseos de acabar con el conflicto. EL Gobierno declara el final del diálogo con ETA. ETA no se pronuncia, aunque su brazo político (Batasuna) sí que lo hace, declara que no lo esperaban, declara que se puede llegar a un compromiso y una solución, declara que existe un final al conflicto. Pero ETA no se pronuncia.
A mí, personalmente, no me ha parecido mal la actitud del Gobierno: han intentado encontrar un final al conflicto de una manera pacífica. Reconozco que nunca he creído que fueran a conseguirlo, siguen siendo asesinos, nos guste o no, pero intentarlo, lo han intentado. Y , lo siento, pero he de reconocer también que el día que vi a ZP anunciando el posible diálogo con la banda terrorista, mi primer pensamiento fue: quítate las gafas rosa, ZP, que no serás tú quien acabe con la sangre. NI será el siguiente, ni el que venga después, esto va a durar muchos anios y nosotros no veremos ese fin!
"Alto el fuego permanente", que no un "proceso de paz" ni la "entrega de sus armas". "Permanente", que no un "Para siempre".
El optimismo se apodera de Espania y algunos empiezan a ver un final a la guerra con ETA en su recién declarado "Alto el fuego permanente". Se olvidan de una cosa: la adrenalina que desprende un etarra al planear, preparar y llevar a cabo un asesinato.
Sí, suena un poco macabro, pero es que esa es mi opinión sincera del objetivo de ETA, ya ni siquiera recuerdan por qué "pelean", sólo recuerdan el olor a sangre que, como a un animal cuando lo prueba por primera vez, se apodera de sus sentidos y les pide más y más sangre. No están locos, no son guerrilleros que luchan por la libertad de su pueblo (a estas alturas, sólo centroeuropa puede creer que el Ché Guevara no era un asesino), no son los héroes de un pueblo bajo la presión de un Estado al que no quieren pertenecer (entre otras cosas, porque a quien asesinan, principalmente, es a su propio pueblo!), son una banda de asesinos cuyo único motor es y será, hoy y siempre, la sangre.
El Presidente del Gobierno en aquella época decide, dentro de las limitaciones propias de un caso tan complejo, aprovechar el anuncio de ETA para intentar un diálogo con los terroristas. La oposición (la derecha quejica, y que me perdone el cacahuetis) sigue fiel a su actitud cabezota y utiliza la opinión del Gobierno de un posible final con un diálogo en condiciones para acusarles de todo lo acusable por querer dialogar con asesinos, y por qué poner barreras a todos los intentos? se les podría acusar de intentar un imposible, convencer a ETA de que deje de sentir el olor a sangre, pero no se les puede acusar de no estar intentándolo!
A finales del mismo anio, ETA provoca un atentado y acaba, con ello, el alto el fuego permanente: la guerra, que no había acabado, sigue latente.
La oposición aprovecha, una vez más, la sangre y la destrucción de ETA para recriminar al Gobierno sus deseos de acabar con el conflicto. EL Gobierno declara el final del diálogo con ETA. ETA no se pronuncia, aunque su brazo político (Batasuna) sí que lo hace, declara que no lo esperaban, declara que se puede llegar a un compromiso y una solución, declara que existe un final al conflicto. Pero ETA no se pronuncia.
A mí, personalmente, no me ha parecido mal la actitud del Gobierno: han intentado encontrar un final al conflicto de una manera pacífica. Reconozco que nunca he creído que fueran a conseguirlo, siguen siendo asesinos, nos guste o no, pero intentarlo, lo han intentado. Y , lo siento, pero he de reconocer también que el día que vi a ZP anunciando el posible diálogo con la banda terrorista, mi primer pensamiento fue: quítate las gafas rosa, ZP, que no serás tú quien acabe con la sangre. NI será el siguiente, ni el que venga después, esto va a durar muchos anios y nosotros no veremos ese fin!
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